miércoles, 22 de febrero de 2012

Cuento con palabras sueltas...

UN DÍA LLENO DE AVENTURAS
Un día salí de casa con una gran sonrisa, me sentía muy valiente y con ganas de bailar, asique me fui a dar un paseo por la playa. De repente me pareció ver un delfín muy gracioso porque no paraba de saltar. Me di cuenta de que un barco con el mástil arrugado se dirigía hacia el, y comencé a llamar a la tripulación para que parasen. Como si de magia se tratase apareció un hombre que me pareció muy divertido, ya que vestía de una manera muy graciosa, y me comenzó a hablar. Yo no le escuché mucho porque me estaba fijando en un perro que le acompañaba. Aquel divertido hombre me dijo que debía soñar. Que soñase que estaba en un columpio en un bonito parque.       Lo intenté, pero dejé de soñar cuando vi un coche rojo que me pareció estupendo, hasta que vi a un señor que debía estar dormido, porque bajó en albornoz y con un sombrero muy grande. Cuando le mire me pareció que el hombre iba muy triste y como con ganas de llorar, asique me dirigí hacia la tienda donde había entrado y me di cuenta de que estaba comprando ropa y estaba riéndose. De repente me di cuenta de algo y grité:
-          ¡Pero bueno!, este señor me ha hecho olvidar al pobre delfín.
Asique corrí hacia la playa. Y mientras miraba el mar buscándole, sentí que me tiraban de la oreja, y era el divertido hombre de antes, que no paraba de intentar interactuar conmigo, sin encontrar respuesta alguna. Solo le oia hablando algo sobre la hipnosis. Poco a poco ese hombre no me parecía tan divertido como al principio. Sin querer pisé al perro y me di cuenta de ue tenía algo brillante en la boca, y el hombre para distraerme se puso a bailar y a mover los brazos como una hélice de un helicóptero. Me empecé a entrar un poco de miedo, pero tuve que ser valiente y comencé a saltar intentando llamar la atención de alguien. Un barco de acercó emitió un sonido parecido al del clarinete que llamo nuestra atención. El divertido hombre comenzó a llamar a su perro y se fueron corriendo. Volví a mirar hacia el mar buscando ese sonido y vi como el mástil del barco se empezaba a arrugar, lo que me hizo recordar que era el barco que se había cruzado con el delfín. Corrí hacia el y la tripulación no paraba de hablar entre ellos, por lo que no tuve otra opción que tirarles una zapatilla para que se diesen cuenta de mi presencia.  A ellos les tuvo que parecer muy divertido porque al verme comenzaron a reír. No entendía nada y comencé a ponerme nerviosa. Y una voz que me sonaba pero no conseguía identificar me gritó:
-          ¡Deja de soñar! ¡ Despierta! Tu pastel está preparado.
Abrí los ojos y estaba en mi casa, tumbada en el sofá, y con mis padres mirándome. Mi madre me dijo:
-          Anímate, que te hemos preparado un divertido cumpleaños.
Me quede callada y pensando en todo lo que me había pasado, y me di cuenta de que aunque fue un seño diferente y muy aventurero, prefería estar donde estaba.

Andrea Recio Barcenilla
3ºA Ed. Infantil

No hay comentarios:

Publicar un comentario